El hilo conductor de esta antología son cuatro poemas por autor: uno de su edad de Lolita, dos de transición y el último, un poema actual. Esto compone un escaparate íntimo de las edades de cada uno.

Vivimos un momento en el que la poesía joven, finalmente, está emergiendo. Está pronunciando su alarido y protestando hacia la vieja idea de amor y flores de almendro. Ahora es un arma que lacera, y la belleza llega, también, de lo amorfo, de la muerte y el cadáver. Del sexo real que no es idílico. Del lenguaje coloquial que copula con el clásico. Un lenguaje que abraza la dualidad del bien y el mal.

Aquí se muestra el nacimiento; no el bello niño entre ropas blancas y borlones, sino el neonato entre sangre y restos de entraña. El de piel arrugada y olor a cuerpo. Después morirá.

Lectores, vosotros seréis testigos de estas muertes, porque este libro es un mausoleo, es un pequeño osario donde todos hemos caído. El demonio mortífero entre el común de los niños: el demonio mortífero que devora la inocencia. Lectores, vosotros cantaréis con nosotros esta canción fúnebre. Este Réquiem por Lolita.