• Opinión

Discurso íntegro del presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en el 'Día de las Academias'

No es baladí que las tres Academias de Málaga celebren hoy su día, bajo el acogedor manto del Instituto de todas las Academias andaluzas. Y no lo es porque estas muy veteranas instituciones tienen aún mucho que decir.

Las Academias son hijas del espíritu ilustrado y el mundo de hoy es otro muy distinto de aquel en que nacieron y se desarrollaron. Entonces, el Estado era más pequeño y estaba mucho menos articulado, por lo que la labor de las Academias tenía una incidencia muy directa en la sociedad. La de Bellas Artes, por ejemplo, hacía funciones que hoy pertenecen a la Gerencia Municipal de Urbanismo (en cuanto al ornato y modificación de fachadas, por ejemplo) y también intervenía en el mundo de la enseñanza, cuando todavía ésta non tenía una organización reglada. Hoy las cosas son muy distintas. Por eso considero muy oportuna la fijación de cuáles son los objetivos que nos mueven a este encuentro y que tienen ustedes  en el programa de mano.

Muchos piensan al oír la palabra Academia, en un lugar obscuro, lleno de muebles antiguos –algunos tan incómodos como estos sillones- y rodeado de cuadros de época y retratos de señores circunspectos. Un lugar rancio e inaccesible. Pero las cosas no son así. Hoy nuestras instituciones se han abierto a la sociedad y luchan por hacerlo aún más, la mayoría de nuestros actos son públicos, produciéndose una continua y auténtica transferencia de conocimiento de los académicos al público que asiste a nuestros actos.

Estamos cumpliendo la petición que hiciera S.M. Majestad el Rey en la apertura de curso del Instituto de España de las Reales Academias, al decir:

Y este es precisamente mi propósito: animar a las Reales Academias  -a quienes las integráis de manera leal y eficaz- a dar un impulso a vuestra tarea, con un aire renovador, que os sitúe en la vanguardia del nuevo milenio al servicio de nuestra sociedad. Se trata, sin duda, de un reto exigente pero, al mismo tiempo, muy adecuado para unas corporaciones que representáis la excelencia, la experiencia y el ben hacer. Además os hablo cargado de esperanza y confianza en vuestra capacidad para lograrlo.

Vuestro carácter independiente, que s otorga una capacidad de acción singular, permite abordar proyectos y programas de actuación desde criterios propios y también compartidos con otras entidades como las Universidades, los Centros de Educación Superior, las Administraciones y, por supuesto, las demás Academias Españolas”.

 

Así estamos haciendo. Cada una de nuestras Academias desde su ámbito de competencia y desde su área de estudio. La Malagueña de Ciencias, con actividades múltiples de teoría científica y estudios de aplicación práctica y con una ejemplar colaboración con nuestra Universidad y otros Centros de Educación. La Academia de Antequera, la más antigua de las tres, pues fue fundada en 1789, teniendo luego un largo periodo de inactividad y refundándose en 2017, ofrece a la sociedad antequerana extraordinarios actos y conferencias de altura gracias a una sabia política de nombramientos académicos, labor que culminará con su instalación en una nueva y magnífica sede.

La de Bellas Artes, que me honro en presidir, se ha empeñado en una profunda labor de renovación, organizando, en colaboración con otras instituciones como la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo de Málaga completos ciclos de conferencias sobre la incidencia de la llamada Revolución de los Soviets de 1917 en las artes o el dedicado al barroco, como respuesta del universo católico a la aparición del protestantismo, al cumplirse el 500 aniversario de las tesis de Lutero.

Un caso de colaboración ejemplar es el que resulta de la unión de la Sociedad malagueña de ciencias y la Academia de Bellas Artes con la Fundación Málaga (entidad que tanto está haciendo por la cultura en Málaga), al dar continuidad al prestigiado Premio Málaga de Investigación de Ciencias y Humanidades, que en una tercera y nueva etapa, se ha constituido como galardón de relevancia en el ámbito cultural de Málaga.

Así que estamos intentando dar el salto para instalarnos de lleno en la nueva sociedad que ya tenemos. Estamos aprendiendo a ir desde el anaquel de archivo histórico más escondido al manejo de la información a través del big data. Quizá uno de lo más grandes retos que a sociedad del conocimiento tiene hoy lo constituye precisamente eso: tenemos una ingente cantidad de datos, una biblioteca de Alejandría tan extensa como nadie pudo soñar está en la nueve, a nuestra alcance, pero solo con la utilización de complejos algoritmos podremos servimos de ella, dada su inmensidad. La inteligencia artificial puede convertirse en nuestro mejor aliado o en nuestro peor enemigo. Trabajemos desde nuestras instituciones para que sea lo primero.

Y concluyo con un ejemplo práctico. Hace unos días se firmó un convenio entre la Fundación Málaga, la Universidad y el Ayuntamiento de Málaga, por la que se creaba la denominada Cátedra Picasso. Como instituciones colaboradoras están la Fundación CEM y la Academia que represento. Otro ejemplo más de que sólo abriéndonos a la sociedad, con una buena política de colaboración, conseguiremos estar vivamente en ella. Esta Cátedra se constituirá en paradigma de lo que se ha dado en llamar las humanidades digitales, hay todo un ambicioso programa para abordar la obra de Picasso y con ello, las artes todas con la mirada nueva que proporcionan las nuevas tecnologías. Es imprescindible que las Academias estemos ahí y lo estamos haciendo.

 

José Manuel Cabra de Luna es presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo

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